
Amar el vino, es una forma de entender la vida. Es industria, investigación, historia y amor por la tierra. El vino es cultura. Por estas razones y por el respeto que se merece cada botella, existen unas normas internacionales de protocolo a la hora de servir el vino, que conviene no saltarse:
1. Las botellas de vino no se agitan.
2. No se pone hielo en el vino, sea blanco, tinto, rosado o espumoso.
3. No se mezclan vinos de distintas procedencias.
4. No se calienta o enfría el vino tinto de forma artificial (1).
5. El trasvase de un vino debe hacerse con mucho cuidado para que los posos no lo enturbien.
6. El vino se sirve en vasos o copas (dependiendo del tipo de vino) grandes e incolores y se llena hasta 1/3 o hasta arriba, en el caso exclusivo de los espumosos.
7. Los vinos blancos se sirven con los entremeses, sopas y pescados.
8. Los vinos tintos deben acompañar los asados, la caza y las carnes rojas.
9. Los cavas y champagnes se enfrían en un cubo con agua y hielo y pueden servirse durante toda la comida.
10. El orden establecido de servicio de los vinos es el siguiente:
• Vinos Blancos: Primero los secos y después los dulces.
• Vinos tintos: Teniendo en cuenta su graduación alcohólica, primero los más ligeros y después los más alcoholizados.
Estos diez "mandamientos" son de obligado cumplimiento. Aunque los puntos dedicados al maridaje (7, 8 y 9) puedan general controversia con las nuevas propuestas de los sumilleres más innovadores, si no se es un experto es mejor respetar estas indicaciones.
(1) El vino tinto se sirve a temperatura ambiente. Para asegurar la temperatura adecuada es necesario pasar el vino de la bodega en la habitación donde debe servirse unas cuatro horas antes de su consumo. Lo que en términos enológicos se conoce como “Chambrer”.