
Traer un estilo de vida saludable y sostenible es una moda que cada día tiene más seguidores. El uso de productos locales o de Km0 cada vez se valora más por los clientes a la hora de escoger un restaurante y este requisito también afecta al vino. Por ello, los vinos ecológicos comienzan a ser una clasificación imprescindible en las cartas de vinos.
Sin embargo, conviene saber exactamente la diferencia entre un vino ecológico y uno que no lo es, porque es posible que el cliente esté interesado en obtener cierta información en el momento de la elección.
Para que un vino sea considerado ecológico debe reunir una serie de requisitos que se aplican no sólo a la elaboración, sino también a la tierra en la que se cultiva el viñedo, la uva y su conservación.
Éstas son sus principales características:
1. Que los abonos utilizados sean orgánicos naturales, de origen vegetal como pueden ser los sarmientos triturados, y de origen animal, como el estiércol o el compost.
2. Que los vinos se elaboren a partir de materia prima ecológica.
3. Que exista un control sobre la adición de sulfitos, que generalmente se añaden a la vinificación convencional para conservar mejor el vino.
4. Que no se aplique ningún tipo de abono mineral.
5. Que no se quemen los rastrojos, para mantener la flora microbiana.
6. Que se utilice sólo uva en su mejor momento de maduración, que suele ser hacia el final de la cosecha.
7. Que no se realice la desalcoholización parcial del vino o la eliminación de anhídrico sulfuroso mediante proceso químico.
Para garantizar el cumplimiento de los puntos mencionados anteriormente, las botellas llevan el sello de 'vino ecológico', rasgo diferencial de estos vinos. Este hecho permite al consumidor estar seguro de que el producto final y todo el proceso al que ha sido sometido anteriormente es libre de contaminación; es decir, se produce bajo los criterios "Bio" establecidos por la Unión Europea.
Vinos ecológicos recomendados para la hostelería: